Creemos que el propósito de la muerte y resureccion de Jesucristo fue ser un sustituto para el pecador. El sacrificio de Cristo fue voluntario y suficiente para satisfacer el castigo que merece el pecado del hombre delante de un Dios Santo. No hay obra, acto religioso, mérito, experiencia o conocimiento que sea suficiente para obtener la salvación. La única manera que el hombre puede ser salvo es depositando su fe en la muerte y la resurrección de Jesucristo como único medio de salvación.
(Juan 10:29, Romanos 8:29-30, Hechos 4:12, 1 Corintios 15:1-4, 2 Corintios 5:21, Efesios 2:8-9)