Quitando El Oprobio


 


La palabra “oprobio”, según el diccionario de la RAE, significa: “afrenta, deshonra, ignominia o afrenta pública”, pero en términos espirituales significa experimentar la voz burlona del enemigo que, en medio de nuestras circunstancias adversas, nos repite insistentemente que de nada sirve confiar en Dios y creer en sus promesas. El diablo quiere hacernos creer que a Dios no le importa nuestra vida, que nos ha abandonado, que nos ha desechado. El enemigo quiere que nos sintamos avergonzados de haber puesto nuestra fe en el Señor.

Vivir en oprobio significa no ver los resultados que deberían acompañar a una vida de fe en Dios y en sus promesas. La fe es lo único que nos sostiene, en momentos así, pero la evidencia es totalmente contraria a lo que la fe cree.

Bajo el oprobio, sentimos que de nada ha servido caminar en santidad y ser fieles a Dios y a su obra. Vivimos inmersos en una atmosfera opresiva de frustración, desilusión y vergüenza. Sabemos que Dios puede cambiar nuestra situación, pero a pesar de creer en Él, confesar sus promesas, y esperar el cumplimiento de las palabras proféticas que Él nos ha dado a través de su Palabra y de sus siervos, las puertas no se abren. No recibimos respuesta a la oración. Los cielos están cerrados, el Señor está en silencio. A pesar de no poder escuchar la voz de Dios, sabemos en lo profundo de nuestro ser que Él está, siempre está. Quienes nos rodean demandan la evidencia de la mano de Dios sobre nuestra vida, pero no tenemos nada más que mostrar que nuestra fe. ¿Te suena familiar?

Si estás viviendo esta situación, Dios quiere decirte hoy lo que le dijo a su pueblo en el desierto antes de conquistar la tierra prometida: “Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar fue llamado Gilgal, hasta hoy” (Josué 5:9).

¡La buena noticia en esta hora es que Dios nos dice que ha quitado nuestro oprobio!


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